Fuera de la temporada de verano, comienza la llegada de las aves que migran hacia el sur. En las Salinas de San Pedro encuentran un paraje ideal para descansar sobre las charcas donde se cultiva la sal, aprovechando los fondos marinos para su alimentación. Un momento clave para la visita es el amanecer cuando la viveza de los diferentes colores que nos cede la naturaleza se suma al piar, al canto de los pájaros en su despertar. Gaviotas, flamencos y otras especies migratorias dan sabor al pequeño bosque de juncos, carrizos y pinos carrascos, además de la vegetación del saladar.