En la gastronomía local de
Ricote destacan sus vinos elaborados de forma artesanal y con escasa comercialización. En el municipio existen varias
bodegas, casi todas de ámbito familiar, que producen cada una por término medio entre 1.000 y 1.600 litros de vino tinto de alta graduación. Son caldos secos con un punto de suavidad, de color rojo intenso y agradable aroma y utilizados para acompañar algunos de los platos más típicos de la zona.
La cocina ricoteña, como la murciana, utiliza con gran maestría las carnes, legumbres y verduras locales, dando a los platos un intenso sabor mediterráneo. Entre las especialidades que encontramos destacan el potaje de habichuelas, garbanzos y arroz, las habichuelas con cerdo y hojas de cardo, las gachasmigas ruleras de harina con tropezones, el cocido con pelotas, el empedrado de arroz y las ensaladas de lizones.
La repostería, con reminiscencias de la época musulmana, también ofrece pequeños manjares como los bizcochos borrachos, los rollos de vino, las tortas de manteca y los típicos garbanzos garrapiñados, entre muchos otros.