Semana Santa en Murcia

Declarada de Interés Turístico Internacional, la Semana Santa de Murcia es una de las más importantes del país dada su antigüedad, su estilo propio y, sobre todo, su riqueza escultórica ya que cuenta con imágenes de Francisco Salzillo, Roque López, de Bussy y Antonio Dupar entre otros.

Un total de 15 cofradías y 93 pasos procesionales conforman la Semana Santa desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. Entre las más importantes y populares destacamos la cofradía de Los Coloraos del Miércoles Santo y la de Los Salzillos del Viernes Santo. Su importancia se debe en primer lugar al decanato que poseen ambas cofradías, siendo de 1411 y 1700 respectivamente, también por ser las dos procesiones más numerosas con miles de penitentes y por supuesto por ser las de mayor valor artístico, ya que se muestran las mejores obras de Salzillo, de Bussy y Roque López.

La procesión del miércoles “Los Coloraos” es la más pintoresca y popular. Se caracteriza por la entrega de caramelos y obsequios y otros productos alimenticios que confirman  la vinculación de los huertanos a la archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo ubicada junto a la Iglesia del Carmen.

La procesión más vista y extensa  es la del Viernes Santo, la de "Los Salzillos", en la que salen más de cuatro mil nazarenos, entre penitentes, mayordomos, estantes, promesas y secciones de bocinas, que visten la túnica morada. Los tronos que portan los nazarenos son verdaderas obras de arte realizadas por el escultor murciano del siglo XVIII Francisco Salzillo Alcaraz. Es toda una experiencia ver salir a los “Salzillos” el Viernes Santo por la mañana desde la Iglesia de Nuestro Padre Jesús. El primer paso sale justo con el primer rayo de sol, por lo que si quieres asistir a ese momento mágico deberás madrugar.

Las dos procesiones con más fervor son la del Silencio y la del Martes Santo.

La  Procesión del "Silencio", Jueves Santo,  parte desde la Iglesia de San Lorenzo y realiza el recorrido con las luces de la calle apagadas y en medio de un impresionante silencio por parte de los nazarenos y espectadores. Un silencio roto únicamente por el esporádico canto de corales, orfeones, auroras, saetas y tunas, en honor al Crucificado.

La procesión del Martes Santo de "Nuestro Padre Jesús del Rescate" se caracteriza por su sobriedad y austeridad. Con un estilo penitencial, destaca el riguroso orden y silencio de sus nazarenos y la ausencia de caramelos u otros objetos durante el recorrido procesional, al igual que la anterior.

Todas las imágenes de la Semana Santa murciana son conducidas en procesión sobre tronos de inspiración neobarroca, tallados en madera y dorados y  portados sobre los hombros por un número variable de nazarenos, que oscila entre los 16 y los 52, según el tamaño y peso del paso procesional. En  Murcia siempre se han llevado sus pasos a hombros, con un ritmo peculiar,  desacompasado, pero medido; sin vaivenes, dando la sensación de que las imágenes flotan sobre las cabezas de nazarenos y espectadores. Todos los puestos de los estantes, la marcha, ritmo y paradas en el desfile  son dirigidos por el responsable de la marcha del trono, conocidos como “mayordomos”.

El estilo propio de la Semana Santa murciana comienza por la vestimenta, única en España ya que combina efectos tradicionales de la celebración con rasgos propios de la zona. En este aspecto algo que llamará  mucho la atención al visitante es la indumentaria de los cofrades y, en particular, de los llamados estantes, es decir, de aquellos nazarenos que portan sobre sus hombros los pasos.
El estante está considerado, por su peculiar aspecto y por la función que cumple, el nazareno murciano prototípico, como así queda reflejado en los dos monumentos que existen en la ciudad dedicados  al nazareno murciano.

El estante lleva la cara descubierta, al igual que los mayordomos, y lleva sobre la cabeza un capuz corto y romo.  Ese capuz, que no tiene la forma cónica habitual (capirote) en casi toda España, deja el rostro al descubierto, mientras que la parte de tela que cae sobre la espalda se adorna con un florón o escarapela. Se calza con unas "esparteñas huertanas", alpargata de esparto que se ata con cintas cruzadas a la pierna, y viste el pie y la pierna con las medias blancas  llamadas "de repizco", medias caladas y, en no pocas ocasiones bordadas a mano por la madre, la mujer, la novia o la hermana con algún motivo pasionario o, sencillamente, con motivos vegetales. La media se sujeta con unas ligas adornadas con pompón o florón.

Otra característica de las procesiones murcianas, aunque no en todas, es  el reparto de caramelos, especialmente, y además, huevos duros, monas de Pascua, pequeños bocadillos o habas frescas, que en Murcia se comen sin cocer,  y también estampas de los pasos, medallitas, escudos de la cofradía y obsequios varios que entrega al público. Para ello los nazarenos portan todos los regalos en el buche, un saquito alrededor de la cintura que se forma al recoger la túnica.

No está claro el origen del reparto de caramelos y demás obsequios comestibles al público. Según los estudiosos  hay que buscarlo en las  ofrendas penitenciales que los nazarenos realizaban para expiación de sus pecados. A lo que hay que sumar la circunstancia de que muchos de ellos, sobre todo los portadores de los pasos, procedían de la huerta en los alrededores de la ciudad, y como pasaban muchas horas fuera de sus casas y eran gente de pocos recursos, traían consigo su comida o cena para reponer fuerzas, viandas que acabaron compartiendo con los espectadores, lo que constituye, en definitiva, una hermosa tradición, un signo del compartir entre cofrades y espectadores y una expresión de la generosidad de la tierra murciana y de quienes la habitan.