Este edificio situado en la plaza del ayuntamiento, servía desde 1741 como almacén de trigo para épocas de escasez, lo que explica su cercanía al edificio consistorial.
A final del siglo XIX la burguesía local se hizo con el edificio con el fin de usarlo como casino, encargando el proyecto de remodelación al arquitecto Pedro Cerdán, quien le dio un aire modernista y nobiliario, especialmente a elementos como la escalera, el salón de baile y el área de lectura.
En 1908 la Sociedad del Casino compró unos terrenos adyacentes para ampliar la oferta lúdica, manteniendo la misma estructura del edificio, que pasó a tener dos cuerpos de tres alturas compuestos por sótano y dos plantas.