Junto al Río Chícamo, al sur de la Huerta de Mahoya, se encuentra uno de los escasos y raros bosques de olivos milenarios que quedan en el Mediterráneo, en gran parte debido a su cercanía al río y a la red de acequias que datan de la época romana.
Este paraje, cuidado con esmero por los agricultores de la zona, sirve de entorno para distintas rutas senderistas a lo largo del año.
El Olivar de Abanilla es un recorrido circular de 2,6 kilómetros que se inicia en la camino del cementerio (Ava. Primero de Mayo) donde visitaremos el “bosque de olivos” y una cooperativa olivarera